sábado, 18 de septiembre de 2010

Juzgar

Yo no estoy en este mundo para juzgar a las personas por quienes fueron.
Ya no vivo con prejuicios porque me he equivocado lo suficiente como para saber que gran parte del tiempo mis conclusiones son erróneas.

Yo no soy quién para juzgar a alguien por algo que hizo en algún momento pero ya no necesariamente aprueba. Si ellos saben reflexionar, no debería seguir castigándolos por el hecho.

Trato de tener la mente abierta ante lo que me dicen, no gano nada cerrándome.

Si una persona hace algo que yo no haría pero no considero tan grave, no encuentro por qué rechazarlos.
Sin embargo, si realizan algo que considere serio, como que afecte a otro ser a gran escala, sí me reservo el derecho de juzgar sus actos, tratar de guiarlos o simplemente dejar de hablarles.

Pongo esto porque un amigo acaba de hacer algunas confesiones en un taxi (el mejor paseo en taxi de mi vida) y tenía miedo de que yo, con mis creencias, lo juzgue por lo que dijo.
No, yo no soy quién para juzgar, él ahora sabe qué camino seguir y no lo discriminaré por su pasado.

No está mal estar en desacuerdo y criticar ciertas posturas; mas si una persona ya no sigue una idea considerada como mala, no debería seguir siendo juzgada por la misma.

A este mundo venimos a amar, no odiar. A perdonar, no guardar rencor. Si uno mejora, deberíamos apoyarlo y no recriminarlo por quién fue.

Juzguemos a quienes deciden un camino no adecuado (no sustentado por argumentos válidos desde el punto ético y moral), no a quienes alguna vez salieron camino y volvieron a él.

Eso es todo.

Reflexión corta de las 3am, estando ligeramente alcoholizada

2 comentarios:

. dijo...

Lo sé, lo he notado.
¿Viste el video que colgué? Quería pasarte esa canción.
:)

M. dijo...

El de tu blog sí, me encantó :)